Ando metida en procesos creativos sumamente fascinantes. Uno que está a punto de estrenarse y que es la consumación de un sueño que venía persiguiendo hace varios años, desde que salí del TUC en el 2000. Mi pendiente mas grande. Un taller de perfeccionamiento con Alberto Isola.
Isola es uno de los grandes maestros del teatro peruano. Maravilloso actor, genial director y un erudito en temas de teatro. Uno de los fundadores del TUC y porque no decirlo una institución de las artes escénicas (Si Alberto lee esto se muere de la verguenza, porque además es lo mas humilde que hay!) Cuando entré a la escuela de teatro, Alberto ya no trabajaba ahí hacía bastante tiempo. Yo sabía que el había sido maestro de muy buenos actores actualmente en actividad y aunque en mi permamencia en la escuela tuve buenos y queridos profesores, sentía q me faltaba él. ¡Me saqué el clavo! Desde principios de este año estoy llevando un taller de perfeccionamiento con otros amigos actores que teníamos la misma inquietud: complementar nuestra formación con el maestro. Después de algunos años en el oficio de las tablas y otros como docente ¿Podría aprender algo de él? Por supuesto que sí. Yo sabía que bastante y no me equivoqué. Alberto es una biblioteca teatral andante, ha sido alumno de los mejores maestros y ha visto cosas que sólo él es capaz de transmitir… por que estuvo alli!! además es humilde y generoso, dispuesto a enseñarte todo lo que sabe. ¿No se guarda nada ! Estoy feliz, ¿se nota, no?
El maestro...
Perseguí a Alberto algunos años, él solía dictar talleres para actores y para principiantes en una época y por esas fechas, yo no ténía los medios para pagar el taller… tenía otras prioridades. Cuando tuve los medios ya no los dictaba más pues sus múltiples ocupaciones no se lo permitían, actúa, dirige y es profesor en la universidad y en el TUC , pero yo era un dedo. Le escribía correos para que si por algun motivo abría un taller me considerara para ser alumna suya. Una tarde, me lo encontre en la universidad, salíamos los dos de dictar y nos encontramos en la máquina de café. Nuevamente la pregunta: Alberto ¿cuando abres un taller? Y el la misma respuesta: Quiero pero no tengo de tiempo de organizarlo. En un arranque de locura le dije: Yo te lo organizo. – ¿De verdad? – Si, dime que necesitas. –Mmm, ya está bien, déjame darle vueltas. Besos, abrazos… hasta pronto. Esa misma noche me escribío, lo había pensado, se organizo, me dio fechas y las condiciones del taller, correos van, correos vienen y en menos de dos semanas ya teníamos a toda la gente del taller y algo mas. Doce vacantes que fueron cubiertas rapídamente. Estoy mas que complacida, ser alumna es algo que siempre extraño. Lo recordé el año pasado en mi taller con Chamé en el CELCIT, vivir los ejercicios desde el otro lado y Alberto dirigiendo las dinámicas tan sencillas en apariencia pero con tanto contenido, ha sido para mi una experiencia renovadora.
Mi taller ya va a acabar, en las útimas semanas Alberto ha dejado de ser sólo maestro, para ser director, y yo siento esa sútil pero gran diferencia de ser dirigida por alguién que sabe lo que quiere, la tiene clara incluso en sus momentos de no claridad, que te conduce, te lleva de la mano y luego te suelta para que busques tú, para que hagas preguntas, para cuestionar sus puntos de vista, para que encuentres, para que te diviertas. En fin… para la muestra del taller estamos trabajando Venecia del argentino Jorge Acame, una pieza sencilla y conmovedora. Cuatro presentaciones, dos versiones diferentes del mismo texto. Once actores que estan locos por mostrar el trabajo. Para la primera semana de abril. Ingreso libre. Sala pequeña. Ya les contaré…
De mi otro proceso creativo ya escribiré en mi siguiente post, este salió mas largo del lo que pensaba. Sólo les adelanto que estoy en otro lado del proceso, soy asistente de dirección y estoy aprendiendo una BARBARIDAD, unos actores geniales, un director joven estupendo, y una obra… q me pone los pelos de punta!!! Dejo esto por hoy.
Mientras tanto…
Ya regreso…
Diario de una actriz 